La navegación es una actividad que nos permite disfrutar del mar y de la naturaleza en su máximo esplendor. Sin embargo, como en cualquier ámbito, pueden surgir imprevistos que pongan en riesgo nuestra seguridad y la de nuestro barco. En este caso, os contaremos el rescate de un megayate que tuvo lugar en las aguas de Gijón.
Megayate Emrys
El pasado lunes 8 de mayo, el megayate Emrys, con bandera sueca, se encontraba navegando frente a las costas de Avilés, con cinco tripulantes a bordo, cuando sufrió una avería en sus sistemas de propulsión. La falta de viento tampoco les ayudó. Los que iban a bordo intentaron reparar la avería sin éxito y se encontraron a la deriva en medio del mar. Ante esta situación, decidieron llamar a Salvamento Marítimo para solicitar ayuda.
La Entidad Pública activó inmediatamente el operativo de rescate, movilizando al helicóptero “Helimer 401”, a la embarcación “Salvamar Rigel” y al buque “Don Inda”. La aeronave se encargó de trasladar a los tripulantes del megayate al buque, mientras que “Salvamar Rigel” se encargó de remolcar la embarcación hasta el puerto de Gijón. El rescate se desarrolló con éxito y los tripulantes fueron liberados del peligro ilesos.
Este suceso pone de manifiesto la importancia de estar preparados ante cualquier situación de emergencia en la navegación. En este caso, la tripulación actuó de forma correcta al llamar a Salvamento para solicitar su ayuda, lo que permitió que se activará el operativo de rescate de forma inmediata. La rápida intervención de la Entidad y la colaboración de los que iban a bordo del megayate fueron clave para el éxito de la intervención.
Este acontecimiento también nos recuerda lo primordial que es contar con un buen equipo de seguridad a bordo, que incluya chalecos salvavidas, balsas salvavidas, radiobalizas, extintores, entre otros elementos. También es fundamental llevar a cabo revisiones periódicas del barco y de sus sistemas para evitar averías como la que sufrió este yate.
Por lo que el rescate del megayate por una avería en Gijón es un ejemplo de la importancia de estar preparados ante cualquier situación de emergencia en la navegación y de la necesidad de contar con un buen equipo de seguridad a bordo. También nos recuerda lo fundamental que es mantener una actitud responsable y consciente de los riesgos que entraña la navegación, para poder disfrutar de esta actividad con la máxima seguridad posible.
En definitiva, este suceso demuestra que la colaboración entre los navegantes y los servicios de rescate es primordial. La navegación es una actividad apasionante y enriquecedora, pero debemos ser conscientes de que el mar o las averías son impredecibles y se pueden presentar situaciones peligrosas en cualquier momento. Por ello, la seguridad debe ser siempre nuestra máxima prioridad.